Vicente ha tenido una infancia plena. Ha sido un niño querido y deseado por sus padres. Así lo hicieron constar celebrando una gran fiesta el día que llegó a casa recién nacido. Todo en su vida es aparentemente normal, hasta que la noticia de los bebés robados salta a los medios de comunicación y, treinta y ocho años después, descubre que fue comprado.